Los indígenas y culturas antiguas -como sumerios y/o los nórdicos- consideran tres niveles geográficos y espirituales: Arriba, Aquí y Abajo.
La conciencia puede deambular por esos tres niveles.
También la Kundalini hindú se refiere a eso.
Los maestros espirituales de esos pueblos consideran que el lugar sagrado donde se establece la conexión entre esos tres niveles -que los mayas multiplicaron- es el “axis mundo” o “eje del mundo”, es decir, una abertura de carácter dimensional que permite comunicar estas diferentes regiones.
Como el suelo en los lugares denominados "bases" suele ser rico en cuarzos y cristales, se concentra una potente energía que al cabo de períodos regulares colapsa las categorías del espacio y del tiempo y abre un canal a través del cual seres de otras dimensiones pueden acceder a nuestras coordenadas.
Se trata de una suerte de portal que puede conectar con otras realidades coexistentes con la de nuestro planeta, pero ubicadas en niveles diferentes de la existencia.
Existen muchos epicentros energéticos en el planeta Tierra, aunque de diferente potencia.
Los más poderosos son los del nivel siete, como los de Erks y Azgar en Rusia, el del Tibet, el del Triángulo de las Bermudas y el de la Antigua Capital de los Mayas.
el hoyo energético de La Estancia la Aurora, en cambio, como el de Isidris en Mendoza y como otros sitios de Brasil, Colombia, China, Estados Unidos y Europa, es apenas de segundo nivel.
Explicación positivista
Todos sabemos que cuando el aire está cargado de humedad y salinidad se produce un efecto de estática en las líneas de alta tensión, que forma unos pequeños corrimientos de luces por los cables de alta tensión y puede que la gente confunda esas manifestaciones, sumado a las condiciones geológicas del terreno, como las aguas termales. Puede caber la posibilidad de que haya algún escape de gas, o puede haber una falla geológica en la zona y por eso se manifiestan algunas pequeñas luces que dice la gente ver.
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